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La propaganda es una herramienta de comunicación que se utiliza para convencer a un público determinado de una idea y para modificar el comportamiento de un grupo o una población. Esto no necesariamente es algo negativo. Una organización puede utilizar esta herramienta para convencer a la población de un país de la necesidad de prevenir enfermedades mediante la vacunación o para la divulgación y la concientización en el respeto de los derechos de las personas.
Sin embargo, en ocasiones, los Estados han utilizado la propaganda para convencer a las personas de apoyar determinadas acciones en beneficio propio, que van en contra del bien común o son de dudoso beneficio.
Si bien a lo largo de toda la historia de la humanidad los gobernantes han empleado recursos para convencer a sus gobernados de determinadas cuestiones, las técnicas de propaganda tal como las conocemos en la actualidad se desarrollaron a comienzos de la Primera Guerra Mundial y mientras duró el litigio, gracias al surgimiento de la sociedad de masas y a los medios masivos de comunicación.
Los países europeos desarrollaron y utilizaron estrategias publicitarias para convencer a sus ciudadanos de la participación en una guerra que no muchos apoyaban. Al mismo tiempo, en los Estados Unidos de América se estableció un organismo específico, el Comité de Información Pública, con el objetivo de influenciar en los estadounidenses (que se oponían a la participación en la guerra) para que apoyaran activamente la intervención de los Estados Unidos en el conflicto.
Este organismo utilizó técnicas de la psicología, una disciplina que estaba en pleno desarrollo en ese momento, para modificar la opinión de las masas. Una de las estrategias utilizadas fue la de “simplificación y deformación”, que consiste en simplificar el mensaje que se quiere transmitir; por ejemplo, los alemanes son malvados y los estadounidenses son héroes bondadosos, y reforzar esa idea a través de múltiples recursos, especialmente visuales. Esos mensajes son efectivos porque apelan a los estereotipos (es decir, a las ideas simplificadas que los grupos suelen tener acerca de algunas cuestiones) y a las emociones de las masas.